Las actividades virtuales son parte de la llamada “nueva normalidad”. Cada vez son más las familias que deben sumarse al teletrabajo y a las clases online para garantizar su bienestar. Sin embargo, ante este cambio en las rutinas, tanto los padres como los niños deben adecuarse a este nuevo tipo de aprendizaje para obtener así un mejor rendimiento en tiempos de aislamiento.
Acorde a la encuesta “#EstamosConectados”, realizada por la Fundación Educación 2020 a aproximadamente 3400 personas -entre estudiantes, apoderados, docentes y equipos directivos-, las emociones que más ha generado este estado de cuarentena se relacionan al aburrimiento (63%), la ansiedad o estrés (41%), molestia y frustración (35%).
Ante este escenario complejo, ¿qué pueden hacer los padres y las instituciones educativas para contribuir a una adaptación positiva del proceso de e-learning?
Clases online en pandemia: ¿cómo se viven en el mundo?
Actualmente, acorde a datos entregados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el 90% de los estudiantes del planeta se ha visto afectado por el cierre de escuelas y universidades.
Trasladar el colegio a la casa implica diversos desafíos que es preciso enfrentar entre todos los actores del sistema educativo, como:
Rediseñar el trabajo educativo por parte de los profesores hacia la educación virtual: reconfigurar métodos, actividades y contenidos.
Contar con una buena conexión a Internet y las herramientas adecuadas en casa (computador, tablet, smartphone) para poder interactuar con los materiales de estudio.
Las instituciones deben brindar apoyo familiar en una etapa que implica una crisis global externa, donde muchos padres han visto reducidos sus ingresos o deben trabajar en el mismo espacio en el que sus hijos se entretienen o estudian.
Recomendaciones para aprovechar al máximo las clases online
Es de suma importancia que los docentes y la institución educativa se presenten como aliados durante todo el proceso de transformación (proceso del que son parte) y que se generen alternativas (como aplicaciones, classrooms o talleres) para hacer comunidad y ayudarse mutuamente.
1. Contar con un buen servicio de Internet
Es fundamental para garantizar un entorno estable de aprendizaje. Son imprescindibles la buena conectividad y los dispositivos actualizados y seguros para atender a las clases online.
2. Acondicionar un espacio de estudio
No significa convertir todos los espacios del hogar en una escuela, pero tampoco permitir recibir las clases online en la cama o en actitudes informales. Los alumnos, en lo posible, deben contar con un escritorio, una silla y un espacio silencioso que contribuya a su atención y concentración.
3. Generar una buena relación con la comunidad educativa
Es importante conversar con los docentes, participar en el debate sobre la educación virtual y hacer uso de las plataformas que la institución ofrezca tanto para padres como para alumnos.
Por ejemplo, “Hrvatska Skola San Esteban” tiene a disposición de los apoderados la app SchoolNet, que les permite conocer aspectos como notas y asistencia de sus hijos.
Al hacer uso de estas alternativas no existirán lagunas por falta de información o la sensación de abandono permanente por parte de la escuela.
4. Incentivar el aprendizaje lúdico
Resulta fundamental resguardar espacios para el juego y la conversación durante esta etapa de crisis sanitaria. Si los padres o apoderados se relacionan de forma esencial en el aprendizaje de sus hijos, participando en las distintas asignaciones y brindándoles un espacio seguro para el diálogo, estos se encontrarán más motivados para establecer una nueva rutina académica.
Las clases online en pandemia -como las motivadas por recursos como Google Classroom de la Suite de Google Apps for Education- son todo un reto, no obstante, es posible salir airosos y convertir este panorama en una oportunidad de crecimiento y mejora.
